Hoy tuve una extraña experiencia...me encontre con un tio, papa de unos amigos y de esforzada vida, él trabaja haciendo pan, dulces, empanadas y se las vende a los comerciantes. Yo lo quiero mucho y que hace mucho tiempo no lo veia, conversamos un rato y yo le pregunte como estaba el trabajo y entonces el me dijo que estaba trabajando mucho y ganando muy poco y entonces se emociono... y me dijo -Hija, estoy haciendo algo que me resulto muy dificil, tuve que dejar atrás algunas cosas mias y sali a vender palmeras a la playa, asi que si me ves no te averguences. Me contó que se vio en la necesidad de salir a vender a la playa, ya que el entrega cada palmera a $100 pesos y luego los vendedores las venden en $200, entonces podria ganar más vendiendo directamente, sin embargo le costo mucho poder hacerlo, tuvo que dejar atras muchos prejuicios, pero lo peor para él fue el hecho de que mientras hacia su recorrido vio a muchos conocidos, a personas que lo saludaron, que lo ignoraron, que lo miraron con lastima, que le hicieron la desconocida, pero según su relato lo que más le dolio fue la indiferencia de una niña a la cual él conocia desde pequeña y a la que quiere mucho, quien hizo la vista gorda y no lo saludo.
Todo esto me llevo a pensar en como a veces los seres humanos podemos ser tan orgullosos y dar valor a las personas no por lo que son, sino por lo que tienen, cayendo incluso en negar al otro cuando lo vemos con menos. Ademas reflexione en que a veces el orgullo es más fuerte incluso que la necesidad y el deseo de un bienestar mejor, impidiendote realizar de la mejor manera un trabajo que es totalmente digno.